El día jueves comenzó como es habitual con la oración de la mañana, compartimos en torno a las experiencias que nos interpelaban del trabajo realizado hasta el momento, como lo es la realidad de los ancianos, el fuerte trabajo de la frambuesa mal pagado, la realidad juvenil e infantil, y la importancia que para muchos habitantes de la zona tiene la figura de la Virgen del Carmen de Curicó, que gratamente nos sorprendió... en fin, cada día de misión plantea nuevos desafíos que nos deben remecer la conciencia, sobre todo en nuestro compromiso social. El P. Pepe Abarza, que nos acompañó esta mañana nos instó a continuar con esta tarea, sobre todo en lo que respecta a escuchar a las personas, sus sufrimientos; alentar sus esperanzas que comúnmente se ven truncadas...
Luego de la oración distribuimos las tareas del día, orientadas al trabajo con niños y la eucaristía que celebraríamos junto al párroco de Teno, P. Cristian Avendaño.
Después del almuerzo, nos avocamos a la tarea de recorrer todo el sector invitando a la Misa de las 20:00 hrs, así como a terminar de visitar las últimas casas en lo correspondiente a la primera visita misionera. Durante éste día las visitas las realizamos en el sector más alejado, en Santa Adela, distante a unos 2 km de la Capilla, y 3,5 km de la escuela en la que nos encontramos. El sol no fue impedimento para que camináramos hasta el sector y comenzáramos la visita de las familias. Nuevas realidades que interpelan en lo hondo del corazón son las que pudimos vivir, y que nos instan a seguir adelante.
A las 20:00 hrs nos dimos cita en la capilla para tener la Eucaristía, a la que asistieron unas 50 personas (gran número considerando la cantidad de personas que a esas horas se encuentran de vuelta a sus hogares y preparando todo para el otro día, y es el horario de venta de la frambuesa). Signos como la Biblia que nos mueve a llegar a los hogares para compartirla con la gente, el tapete que nos congrega en comunidad para compartir con niños, jóvenes y adultos... y las frambuesas, fruto del trabajo de todo un pueblo, fruto de esperanzas, pero también semilla de injusticias.
Culminada la Eucaristía, algunos de los misioneros volvimos hasta el colegio para el debido descanso y recobrar fuerzas para los últimos días... otros sin embargo continuaron con visitas a algunos hogares que solo las horas de la noche permiten reunirse en familia y con gusto, reciben a los misioneros en medio de su sencillez.
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